¡Como huele la primavera!
Retazos de azules asoman entre las nubes que
todavía abrazan a la montaña. Hacia el sur, se divisa la tenue línea del
horizonte, señalado por un mar que hoy se ve calmo, pero que en un instante
puede soltar su bravura, vistiéndose con volantes de olas furiosas, que danzan
al compás de los levantes. Una ligera brisa acaricia las copas de los árboles,
y todos los verdes del campo relucen con un tono crujiente, sonido de la
primavera que sigue agazapada, esperando el momento de salir luciendo sus
mejores galas.
La lluvia ha lavado la seca monotonía de este
árido invierno, y hoy se agradece una tregua para nuestros arrugados espíritus,
que no andan muy acostumbrados a tanta humedad así, de seguido.
Por eso, la primavera sigue oliendo a humedad, a
esporádicas barbacoas en campos cercanos, a humo de chimenea noche sí noche no,
a incienso de iglesias, a cera derretida, a escapadas a playas cercanas para
empezar a sentir el sonido de las arenas bajo los pies. Huele al aroma de las
flores que empiezan a desparramarse por balcones y terrazas, entremezclados con
los olores de la cal nueva de las fachadas, y del suavizante de ropa en las
azoteas con trajes de faralaes que compiten en color con los azules y rojos de
los atardeceres.
Huele a volantes y lunares, a aromas de
pinchitos de feria, al sudor de caballos y jinetes cruzando marismas para ver a
una virgen; huele al miedo de cuerpos
caídos en playas oscuras al amparo de las noches primaverales.
También huele a la excitación de nuestros
jóvenes estudiantes que se anticipan a los días de asueto que se acercan, una
semana completa, que no será muy santa para algunos.
Y sobre todo huele a esperanza, porque es la
primavera el tiempo de renacer, de temporadas de trabajo, de viajes, de ferias
y verbenas, y de eso sabemos un montón los andaluces, que no dejamos ni un
pueblo en toda nuestra extensa geografía andaluza donde no se celebre la
llegada de la primavera.
Atrás dejaremos las frustraciones del invierno,
el frío, las pocas expectativas de todo, las últimas celebraciones de navidad,
los carnavales, nuestros muertos, conocidos o no, que ha habido muchos, todo lo
taparemos de nuevo con el enorme manto coloreado y vivo de nuestra bendita
primavera.
Arrancaremos sonrisas de entre las nubes cuando
nos den un respiro, nos agarraremos a clavos ardientes, y vestiremos cada día
un color, saldremos más a menudo, las terrazas de bares y restaurantes irán
paulatinamente llenándose de gente bebiendo cerveza, los paseos marítimos
comenzarán con sus trasiegos de mercadillos y paseantes, y lo mismo que las
afanosas hormigas y abejas, todos nos pondremos en marcha una vez más a la voz
de orden que nos envía la primavera, sacudiéndonos nuestra piel de oso
invernal, para volver a lucir nuestras carnes morenas, como símbolo de la
libertad total y suprema como individuos, sin más apretadero de ropas y abrigos
incómodos, que son el lastre más pesado del que ya parece ser un lejano
invierno.
El gris del día impregnó hasta a los pequeños
sobre verdes que dictaminarían que partido sería el que nos representase en el
parlamento, y parece que quisiera quedarse más tiempo, porque nadie parece
estar contento, ni siquiera los del propio partido ganador, ni tampoco en los
televisados debates se ponen de acuerdo sobre si el resultado ha sido bueno o
malo, y todo el mundo parece estar deseando que salte otra noticia para dejar
de hablar de ello.
Y como si de un deseo se tratara, las noticias
se han sucedido desde la misma noche de las elecciones, separación de su pareja
de un líder político, partido de fútbol desastroso para muchos aficionados, atentados
en el Oriente Medio contra turistas, y como colofón, un desastre aéreo que ha
acabado con la vida de muchas personas, en nuestro país y otros países vecinos.
Todo formará parte de la anestesia necesaria
para que podamos volver a encauzar nuestras vidas, después de todo, ¡nos sigue
gobernando el mismo partido! Y además, ¿a
quien le importan de verdad unas votaciones cuando la primavera está entrando
ya por la esquina?
Copyright
Lola Orcha Soler
24 Marzo 2015.
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