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miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Tosantos o Halloween?

Tostón de Tosantos

¿Tosantos o Halloween
Según he podido ver durante estos días atrás, hasta llegar a hoy, la fiesta que celebramos en este día genera mucha controversia. Somos muchos los que apoyamos nuestra tradicional celebración. Las castañas asadas, el popular tostón, como se conoce en Málaga, almendras, nueces, sopas de ajos, boniatos asados en otras épocas, y por supuesto, y siempre, un recuerdo especial a todos nuestros seres queridos que ya nos dejaron, que se traduce en esas visitas a los cementerios de cada pueblo, donde en estos días no faltarán las flores ni lápidas que brillen como los chorros del oro, aunque algunas, a veces por descuido, y otras por circunstancias, parezcan abandonadas desde siempre.
A los que ya pasamos largamente de la treintena, estas fiestas nos parecen un tanto chocantes, a pesar de que nuestros hijos, sobrinos y algunos hasta nietos, poco a poco nos la hayan ido imponiendo, apoyados, claro está, por ese bombardeo masivo de publicidad que nos disparan desde todos los ángulos, a los que hay que añadir, restaurantes, discotecas y bares, deseosos en estos días de levantar un poco el negocio, tan “achuchao” últimamente. Todos se preparan para celebrar esta noche de la más “terrorífica” manera posible. Ya sea en forma de disfraces, como también con menús, que recuerdan a algunos de los macabros encuentros que se suelen dar en cualquier película de terror que se precie, gusanos, ojos, dedos, arañas, y un sinfín de manjares truculentos  que serán creados por las expertas manos de cocineros en muchos de ellos.
En verdad, esta fiesta es menos extraña en nuestras tierras de lo que pensamos, pues no hay que olvidar de que por aquí también habitaron por un tiempo los celtas. Los druidas, cuyo miembro más conocido por muchos de nosotros es Panoramix, ese venerable druida de la  aldea gala, inventor de la poción mágica que hace invencibles a  Asterix y Obelix en los cómics archiconocidos, eran los sacerdotes de la población celta, que estuvieron extendidos por muchas partes de Europa, y fueron sus ritos paganos, ya que eran politeístas, los que iniciaron esta antiquísima celebración.
Realmente eran ritos con oscuros propósitos, pues invocaban a Samahin, el dios de los muertos, con el fin de conocer las predicciones para el futuro de los invocantes, aunque también conmemoraban la entrada del año, que comenzaba el primero de noviembre, ya que ellos, como muchos pueblos antiguos, comenzaban sus ciclos temporales en la mitad oscura, el día terminaba con la caída del sol, y la jornada siguiente comenzaba con la oscuridad de la noche, y según el folklore, Halloween no es otra cosa que el comienzo del año oscuro, o sea, el invierno boreal.
Al pasar el tiempo, cuando los romanos procedieron a sus conquistas de tierras por Europa, allá por el año 45 D.C, y llegaron a lugares como Irlanda o Escocia, se anexionaron esta festividad, añadiéndole la invocación de Pomana, que no era otra que la diosa de los árboles frutales, recordemos que en esta época se estilaban dioses para casi cualquier cosa, pero no nos vayamos del tema.
Como decía, la festividad de Pomona se celebraba el 31 de Octubre, que era más o menos el inicio del otoño, y se organizaban estas fiestas en las que se encendían fogatas, se bailaba, y entre invocaciones y recogidas de las cosechas, se ponían morados de beber vino.
Luego, más tarde, la iglesia católica cambió la fecha del día de los todos los santos, que era en mayo, a octubre, haciéndola coincidir con el día de hoy, un día antes del día de los difuntos, que es el primero de noviembre, y así convertir una celebración totalmente pagana, en algo aprobado con beneplácito desde Roma.
Aunque tiene una antigüedad de más de dos mil años, no empezó a celebrarse hasta mediados del siglo XIX, cuando fue llevada por los emigrantes irlandeses y escoceses hasta el nuevo continente.
El nombre Halloween es una composición derivada de la expresión inglesa “ALL Hallows Eve”, lo que significa “víspera o vigilia de todos los santos”. 

El origen de las calabazas de Halloween se forma a través de una leyenda irlandesa del siglo XVIII, en la que cuenta la historia de Juan el tacaño, un personaje malvado, flojo, borrachín y jugador, que siempre andaba incordiando a todo el pueblo. Un día mientras que estaba tumbado bajo su viejo roble de siempre, se le apareció el diablo, con la intención de llevárselo al infierno, pero Juan el tacaño lo desafió a que subiera al árbol primero, y cuando estuvo arriba, dibujó una cruz en el tronco que le impedía bajar. El trato fue que le dejaría bajar si dejaba de tentarlo con el juego, la bebida y la holgazanería.
Cuando Juan murió, no le dejaron entrar en el infierno, por haber engañado al diablo, ni en el cielo, por su vida anterior, pero apiadándose de él, le entregaron un carbón encendido que llevaba dentro de un nabo hueco, para poder iluminar su camino entre los reinos del bien y del mal. Desde entonces se le conoce como Juan Linterna,  o su expresión más correcta, en inglés, Jack-o-lantern.
 En la vieja Irlanda se usaban los nabos huecos, pero al emigrar al nuevo continente, descubrieron que había más calabazas que nabos, y además eran más grandes y más fáciles de tallar, y a partir de allí, se empezaron a usar las calabazas huecas para el día de Halloween, con una vela dentro, ya que en este día, se dice que la puerta que separa el mundo de los vivos del más allá se abre, y  brujas, duendes y espíritus, se dedican a recorrer la tierra, y a visitar las casas de sus familiares, quienes gracias a esta tradición, podrán dormir tranquilos esa noche y no tener pesadillas.

En cuanto a la costumbre de salir a pedir por las casas dulces y chucherías, el típico, truco o trato, es una costumbre añadida más tarde a esta celebración, y tiene que ver con el día dos de noviembre,  el día de las almas, que se celebraba en Europa desde el siglo IX, en el que los cristianos iban pidiendo por las calles “tortas de alma”, que eran trozos de pan dulce, que se entregaban a cambio de que rezaran por las almas de los familiares fallecidos.

Por eso, en esta noche cuando vampiros, brujas, demonios, zombies, ogros, momias, hombres lobos y monstruos varios, desfilen por calles, casas y negocios, no nos olvidemos del respeto a cualquiera de las tradiciones, y miremos a esta celebración, no como una intrusa que entra a contaminar nuestra cultura, sino como una fiesta más, en la que reír y disfrutar, que buena falta nos hace, y no critiquemos a nuestros jóvenes, que lo único que pretenden es  divertirse un rato, y dejen que los niños vayan por las casas vecinas relatando las palabras más oídas…¡truco o trato!



Calabaza de Halloween dibujada por mí

El primer cubano que conocí


Destrucción en Santiago de Cuba,
Sandy también pasó por aquí, ¡no lo olviden! 
El primer cubano que conocí, en este caso cubana, fue cuando yo era muy chiquita, ya que nací en el mismo año que la “robolución” en Cuba. Creo que era alrededor de los sesenta, cuando Catalina “la habana”, como la conocímos muchos,  llegó a vivir a mi pueblo, Barbate.
De vivos ojos azules, era una señora alta y delgada como un junco, y extrañamente elegante, a pesar de vivir en una caseta de tablas, como casi todos los que vivíamos en aquella calle de mi pueblo de Cádiz hace ya más de medio siglo.
En mi memoria aún se guardan los aromas de su cocina en los días especiales, arroz con frijoles y carne de puerco asada, y sobre todo las historias que nos contaba a los niños que jugábamos alrededor de su casa con los nietos que le fueron llegando.
Nos hablaba de un maravilloso país donde siempre hacía calor, de una tierra fértil donde se cultivaba de todo, de los casinos, salones de baile, heladerías, tiendas de ropa con nombres como “El Encanto”, grandes coches que circulaban por amplias avenidas iluminadas como el día, cines, teatros, televisión y cadenas de radios, y no sé cuantas cosas más. Su marido, un hombre serio y taciturno llamado Lázaro, apenas esbozaba unas tristes sonrisas cuando ella le recordaba alguna anécdota de las vividas en común. Apenas le recuerdo, pues murió pronto, creo que de pena, por haber dejado aquel maravilloso lugar tan lleno de vida y de color.
Para los españoles de aquel entonces era muy difícil imaginarse un lugar así, España era un país más bien triste y gris, donde ya campaba desde hacía unos cuantos años un señor que no le andaba a la zaga al que supuestamente entró para liberar al pueblo cubano, como se ha demostrado a lo largo de la historia, y cuando le preguntaban que por qué había dejado aquel fantástico paraíso para venirse a vivir a nuestro anodino pueblo, nos decía que aquí, al menos, podía salir a la calle sin tener que estar constantemente viendo vallas que le recordase que había alguien que les vigilaba todo el tiempo, ni gente barbuda que la arengaba a luchar en nombre de una libertad que ella ya había disfrutado y que poco a poco iba desapareciendo.

Ella no entendía de política, solamente sabía que antes podía ir a cualquier lugar a divertirse y a comprar, a reunirse con los amigos en cualquier casa y formar un “guateque”, donde se bailaba y se cantaban canciones mientras que se disfrutaba de un buen vino o de un buen ron. Todo eso hasta que… ¡llegó el comandante y mandó parar! Ese era su recuerdo más claro, que había dejado de tener Libertad, y eso a pesar de que sólo vivió poco tiempo bajo la “tutela” de los que ella llamaba “los barbas”, la mayoría de las veces señalándose su propia barbilla sin mencionar sus nombres. Hace ya muchos años que Catalina murió, y a lo largo de los años que la tuve de vecina, nunca dejó de recordar a su preciosa Cuba, aunque cada vez hablase menos de ella.
Poco se podía ella imaginar, que su salida fue sólo el principio, que después de ella fueron saliendo muchos más En los setenta, en los ochenta, los noventa, y así hasta el siglo XXI, donde se puede decir que hay casi tantos cubanos dentro como fuera, y que todo sigue igual, no como ella lo dejó, ni como ella se encontró a aquel pueblito gaditano hace medio siglo, sino muchísimo peor. 
Aquí no se había construido nada aún, allí simplemente se dejó que se fuese pudriendo lo que el “imperialismo capitalista” había levantado, convirtiendo al país en un pueblo fantasma donde los muertos vivientes pululan por las calles sonriendo al mundo mientras que por dentro lloran pensando en que el mundo exterior los salvará del segundo “libertador” que se ha instalado en las suntuosas mansiones que quedaron en pie para el disfrute único y exclusivo de los “libertadores”. Nunca pudo imaginar George Orwell que su “Rebelión en la granja” se repetiría a miles de kilómetros de la Unión Soviética, pero esta vez de una forma mucho más cruel y más cerca de la realidad de lo que él había escrito en su libro.
¿Hasta donde pueden aguantar?
¿Creen que se puede bailar conga y sonreír bajo el agua?
Tampoco podíamos imaginarnos ni Catalina ni yo, que un día yo misma me iría a vivir a su añorado paraíso, y que podría conocer de primera mano y con mis propios ojos en lo que se había convertido aquel formidable vergel. Fue al principio de los noventa, durante el llamado “período especial”, del que viví cinco años completos. Por eso sé, que ahora, tras el paso del huracán Sandy, ese que ha dejado esas imágenes tan espectaculares de los daños en Nueva York bajo sus efectos, y que tiene al mundo fascinado por haberlo seguido en directo desde todas las esquinas del planeta, en Cuba las imágenes nos llegan de los propios cubanos, que las cuelgan  en internet cuando pueden, como estas dos que yo he recogido del FB, enseñando al mundo la desesperación de esta tierra, que no puede estar más maltratada, y a pesar de la crudeza de la situación, el des-gobierno castrista que los azota ya desde hace tanto tiempo, pretende hacer creer que en las zonas de mayor desastre, sus habitantes están bailando conga y con una sonrisa en los labios, como recoge el blog  Punt de Vista.  
A mí, sólo me queda decirles que, y a pesar de las dificultades, me enamoré del país, de su luz, de su color, de sus gentes, sus olores, su música, sus bailes, y sobre todo del estoicismo y la paciencia con el que sus habitantes viven el día a día, pero no puedo creer que en estas adversas circunstancias, nadie pueda bailar nada. Yo sí conocí la realidad de las dos Cubas, una para el exterior y otra para el cubano, realidad que espero poder contar algún día, pero mientras tanto, procuro informar a todo aquel que me encuentre y que me lee, de que las cosas no son como parecen, y algunas veces ¡ni siquiera parecen como son! 
¡Que la libertad del hombre, nunca sea arrebatada por los que mandan! ¡Viva Cuba Libre!




martes, 30 de octubre de 2012

Un cambio de rumbo

Díptico. Óleo sobre lienzo. 70x50. Obra propia
Atardecer en el Pacífico

Un cambio de rumbo

Realmente no puedo que al menos agradeceros a todos, y a cada uno de mis pocos seguidores aún, vuestras palabras de ánimo y de admiración en este blog y en mi “feis” como jocosamente llamo a esa red social que hace que muchos de los que estamos desperdigados por ahí, y que procedemos de una misma cuna, podamos seguir compartiendo y reencontrándonos después de tantos años de ausencias, muchas forzadas, otras deseadas.

Creo que mi entrada de ayer ha sido de las más duras para escribir, pues realmente llevaba tanto tiempo escondiendo mi situación real, que hasta a mí misma me produce shock leer mis propias palabras, aunque no he querido ahondar más en el tema., no tanto por mí y la vergüenza de reconocer mi propia situación, sino por el hecho de que pueda dolerle a algunos de mis amigos y a mi propia familia que no estuviesen al tanto de la situación.
No hay una cosa que me altere más que saber que pueda dañar o herir a mis seres más queridos, sea inconscientemente o no, quizás por eso procuro mantener el espíritu alto, dar ánimos a los demás es en cierta forma una manera de animarte a ti mismo.

Sopesé mucho el hacerlo o no, y ganó el sí, necesitaba liberarme de mis fantasmas, mis miedos, y para eso nada mejor que desnudar el alma para uno mismo. Alguien, un escritor, me dijo una vez una cosa que se me quedó grabada, “cuando escribas, hazlo para ti, no pienses en quien te puede leer y quien no, simplemente escribe para ti, cuando lo hayas logrado, entonces empezarás a publicar.

En realidad, eso es lo que he hecho siempre, escribir para mí, ya que aparte de mi primer libro publicado y un par de premios literarios, rara vez he enseñado mis escritos a nadie, de vez en cuando me explayo en alguna disertación, pero poco, siempre he sido más bien de contar historias.
Porque eso, como ya sabéis muchos, me encanta, hablar; hablar y contar anécdotas de mis viajes, la pena es que después de tantos años todavía no he podido contarlas todas, así que decidí escribirlas desde siempre, por si un día llegaba la ocasión y me atrevía a enseñarlas al mundo.
Creo que la ocasión ya ha llegado, y he querido comenzar pariendo este blog, que me ha costado tantos años arrancar, ya que lo comencé en el 2008, pero como ya sabéis, mis circunstancias cambiaron, y claro, sin Internet ni acceso bien difícil lo he tenido, pero al fin, todo llega cuando es el momento, nunca es demasiado tarde, siempre quedará alguna razón escondida en algún lugar que haga que así sea.

Como ya os dije hace algunos días algo ha cambiado, y ha sido la actitud, todo se basa en eso, actitud. Los reveses de la vida hacen que uno vaya encerrándose en si mismo cada vez más, y cuando te das cuentas has llegado al punto de ostracismo absoluto, en el que simplemente giras dando vueltas siempre al mismo problema, una y otra vez, como en una noria infinita, y ahí radica el problema.

Hay que escapar de la inercia que provoca el dolor de la enfermedad, la pérdida de los que uno ama, de la desesperación de no lograr llegar a fin de mes en las cuentas de la casa, de no poder ayudar material ni económicamente a nadie, de que tus hijos no puedan salir con los amigos, de no poder disfrutar del amor de pareja, de que, en una palabra, seas prisionero del sistema y de sus valores de felicidad. Sistema, que así mismo, regala infelicidad a los que aparentemente no tienen ninguno de esos problemas, sino más bien todos los contrarios, pues no hay que olvidar de que también se sufre y peca con el exceso.

Pero no importa, si miramos dentro de cada uno de nosotros, siempre encontraremos una esquinita donde todavía sigue brillando la llama de la esperanza. Esa llama no es otra que recordar los agradables y felices momentos vividos al lado de los seres que ya emprendieron viaje, de los buenos momentos vividos sola o en compañía de amigos y familiares, de los olores de campos lejanos, de mares indómitos, de puertos de pesca, de calurosas tardes de verano refrescadas en las playas, de chimeneas encendidas en hogares queridos, de las risas de tus hijos, sus primeras palabras. Son tantas cosas que seguro cualquiera de nosotros podemos elegir al menos una, que nos consuele y nos cure las heridas.

Para mí quizás sea más fácil, por el torrente de experiencias, buenas y malas,  vividas a lo largo y ancho de mi particular vida, así que no pretendo nada más que poder ser de ayuda para todos los que lo tengan más difícil, y compartir desde aquí viejas y nuevas anécdotas que de seguro en algo aliviará la pesada carga que a muchos les ha tocado vivir.
 Lo que me lleva de vuelta a otra época, cuando vivía en chozas de alejadas aldeas, donde sus habitantes tenían por única ocupación pescar para comer en el día, o recoger el toddy y los cocos que generosamente les regalaba la naturaleza para su sustento. Toda la vorágine de la sociedad moderna se esfumó por completo en aquellas islas, y la vida adquirió otro tinte menos dramático.
Fragilidad de islas frente al vasto océano. Doradas cúspides de pequeños atolones que se encontraban emergiendo lentamente entre las sólidas aguas azules del Pacífico. Densos grupos de palmeras, ascendentes y etéreas  columnas de humo como señales de vida. 
Ojos y mente despiertos ante la incertidumbre de lugares desconocidos. La amalgama del verde de los esbeltos cocoteros, el refulgente amarillo y blanco de las arenas de coral, en medio del cristalino y profundo cobalto de las aguas del inmenso océano golpeaban al espíritu hasta dejarlo insensible. La belleza del país virgen superaba al miedo de adentrarse hasta sus más profundos rincones, del mar o de las pequeñas porciones de tierra que lo conformaban. Allí, nada era lo bastante importante  o serio como para borrar las sonrisas de aquellas caras, risas y juegos inocentes de personas que no conocían la maldad. 
Recuerdo el día en que recibí mi primer paquete de la Cruz Roja, con medicinas básicas, primeros auxilios, y unos tubos enormes de pasta de dientes, que se suponía tenían que durar durante todo el tiempo que permanecería allí. Los kiribaties nunca habían visto un tubo de pasta en las islas más alejadas, y la curiosidad picó al gato. 
Como el bendito paquete había llegado mientras que me encontraba trabajando, y mi choza, como la de todos ellos no disponía de puerta, ellos, que no tenían el sentido de posesión desarrollado para nada, decidieron abrir el enorme cajón, allí todo era de todos, su "buboti" era sencillamente un favor que no se podía rechazar. 
Al terminar mi jornada laboral al caer la tarde, me encaminé al que era mi hogar, divisé desde lejos que había un nutrido grupo alrededor de mi pequeña casa, y conforme me iba acercando a ellos, podía ver sus gestos y oír sus risas, y lo que parecían ser unos extraños tatuajes en sus caras, en la frente, sobre la boca, el cuello, de un extraño color blanco y algo de rojo.
Al llegar hasta ellos, sus palabras me sorprendieron, "emaitoro" gritaban con alegría, "tikiroi" , que no significaba otra cosa que "fresquito, agradable", y mientras miraba más de cerca los tatuajes me dí cuenta de que sencillamente habían abierto uno de los tubos de pasta y se habían dedicado a juntárselo entre ellos sobre bigotes, frentes, cuellos y demás, y que debido a la inexistencia de nada con mentol en sus vidas, ni dentífrico claro, había hecho brotar las lágrimas hasta del mismo jefe de la aldea, pero el hecho de sentir aquel frescor en sus caras  les parecía de lo más excitante.
Ese día me reí, horas y horas riéndome, y por supuesto que terminé con mi bigote y mi frente impregnado de pasta, pues verdaderamente era cierto que se sentía fresquito, pero también aprendí que a los mosquitos no les gustaba el mentol.   ¡Benditos nativos de la Micronesia!

Y con este bello recuerdo y con todo mi amor, les dejo en el día de hoy, no se olviden de calzarse las botas de pisotear la tristeza, y olvídense, al menos por un momento, de las penas, propias y ajenas, y si pueden, echense unas risas entre amigos, eso siempre eleva hasta al más bajo de los espíritus. Om Mani Padme Hum!




lunes, 29 de octubre de 2012

Sandy el huracán, y la Fe

Los ojos de Buda. Óleo sobre lienzo. 48 X 55 Obra propia
En este mundo en el que vivimos, casi todos nuestros movimientos y actividades diarias pueden ser observados en cualquier momento, y desde cualquier lugar. Las nuevas tecnologías, en forma de Webcams repartidas por todo el mundo emiten imágenes de nuestra vida diaria, desde un simple deambular de personas sin rumbo aparente, hasta lugares concretos de las calles, y por supuesto, imágenes que enseñan, mejor que cualquier escrito, acontecimientos naturales prodigiosos, como está sucediendo ahora mismo con el paso del huracán Sandy por los poderosos USA. 
Hay más de veinte estados en alerta, y en estos momentos, cuando son las dos menos cuarto de la madrugada, está azotando con fuerza en Nueva York, en el sur de Manhattan donde se ha producido un apagón total, la pantalla se ha quedado totalmente a oscuras, y ya no se escucha la voz del locutor que iba narrando los hechos. Un blackout total, que me ha producido una gran impresión, parecen imágenes sacadas de cualquier película de desastres, de esas que están tan de moda últimamente en las que anuncian el fin del mundo.

Realmente da que pensar todo este tema de los desastres naturales. Para alguien que a lo mejor nunca había prestado más atención a este tipo de hechos puede parecer que tenemos muchísimos últimamente, pero en realidad no es así. O al menos yo quiero pensar que no es así, aún cuando el torrente de noticias de tragedias naturales que nos invaden a diario parece no terminarse nunca. No hay día que no veamos alguna imagen o escuchemos de algún terremoto, algún volcán, un tsunami, incendios, huracanes, ciclones, la cosa está bastante completita.
Aún así, no voy a negar que nuestro maltrecho planeta soporta ya mucho más de lo que aparentemente puede o debe soportar, pero tampoco podemos olvidar que nuestra tierra se ha ido generando a través de muchos millones de años, siempre en un constante cambio, y que hemos ido pasando a través de muchas épocas, y de todas hemos salido evolucionando a lo que siempre hemos creído lo mejor, al progreso.

De cada una de las eras que la humanidad ha vivido y existido siempre ha salido reforzado, con nuevos bríos, como se demuestra mediante los grandes inventos del mundo. Aprendimos a sacar fuego de la nada, aprendimos a usar a los animales para transportarnos, a rodar con ruedas, a comunicarnos a través de las ondas; salimos al espacio exterior, investigamos las profundidades marinas, erradicamos muchas de las enfermedades, aunque algunas siguen sin cura, pero seguimos intentándolo.

El hombre parece haber aprendido casi todo ya en la vida actual, y sin embargo hay una sola cosa que no parece haber aprendido a través de todos estos millones de años de existencia, y es a no tener miedo.

El miedo a la desaparición de la faz de la tierra, a no saber que hay detrás de cada terremoto, de cada volcán, ciclón, huracán, tsunamis, y un sinfín de desastres que tiene a todo el mundo aterrorizado, y que se puede resumir en una sola palabra, miedo a la muerte.

Tengo una amiga que está convencida de que este próximo 21 de diciembre será el fin del mundo, y anda planeando todas sus tareas para antes de esa fecha, no quiere ni oír hablar de ningún plan para el mes de enero, tan segura está. Su razonamiento es que todas las profecías coinciden en la fecha, la Biblia, los mayas, los ayurvedas, Nostradamus, y no sé quien más, porque ella parece habérselo leído todo sobre el tema, y no digamos películas, ¡todas!
Cuando le preguntas que piensa hacer ese día para escapar del previsto final, no quiere contestar, simplemente se encoge de hombros y se echa a llorar.
Alguien pensará que mi amiga está un poco alterada, pero no, es una mujer que posee bastantes conocimientos, instruida y educada, ha pasado ya, largamente diría yo, del medio siglo, y tiene toda su vida resuelta, unos hijos mayores que trabajan fuera y una viudez tranquila, que ella decidió pasar en España desde hace ya casi veinte años.
Sencillamente le puede el hecho de que va a desaparecer, ella y toda su familia, toda la humanidad, y que no hay nada más, que aquí se acabó todo.
Como es de suponer, mi amiga no profesa ninguna religión, ni tiene fe en ninguna fuerza sobrenatural, ni cree en los cuentos de hadas, ni en la fantasía, muchas veces me pregunto como puede haber llegado hasta esta edad sin haber tenido nunca ninguna necesidad de creer en algo, y ahí es donde yo creo que radica su ancestral miedo a morir, en la falta de fe.
No quiero ni pensar como lo habrá pasado cuando se quedó viuda, tiene que haber sido horrible, pues morirte pensando que no existe nada más es sencillamente desolador.
Muchos ya sabéis que acabo de pasar por la traumática y terrible experiencia de vivir en mis propias carnes el sufrimiento de un cáncer, de mama, y les puedo asegurar que si no hubiese tenido fe, quizás hoy no estaría aquí, escribiendo para ustedes.

Cuando me lo diagnosticaron, había pasado durante dos años el más inmenso de los dolores, que no es otro que perder a parte de tus seres queridos, como fueron para mí mis dos primos hermanos, Antonio Macumba y Pepe el Indio, en la flor de sus vidas, arrebatadas por la misma maldita enfermedad, uno detrás de otro, y su madre, mi querida tita Carmen, que tuvo que sobrevivirlos a los dos para dejar este mundo llena de pena. Muertes que llegaron a mi vida en la etapa más mala en lo económico que yo haya vivido nunca, sin trabajar nadie en la casa, ni siquiera tenía para comer, tuve que acudir a comedores sociales, aceptar la ayuda que generosamente me brindaba la iglesia y Cáritas, amigos, familia, todos pusieron de su parte para que pudiésemos volver a salir a flote, o al menos no ahogarnos del todo.

La impotencia de verme incapaz de ni siquiera coger un autobús para haberme ido al pueblo a abrazar a mi querida familia en tan duros momentos me provocó una rabia casi incontrolable, despotricaba contra la iglesia, el gobierno, y me pasé muchos meses llorando, pues he de decir que eran tres miembros de una misma familia, y que yo sabía que el resto de hermanos, hijos, y esposas, estarían totalmente destrozados, asustados, abatidos, y yo no podía estar cerca para ofrecer aunque fuese el apoyo de un abrazo, pues ante la muerte así de brutal no hay palabras de consuelo.

El duelo así de duro sólo tiene un camino, y es el de las lágrimas, hay que llorar, mucho, pero llorar pensando que esas lágrimas tienen que secarse, que la vida sigue, y que tenemos que vivirla por los que se van luchándola, y ese   consuelo era el que yo misma me fui dando poco a poco, hasta que de repente, me dijeron que yo también tenía un cáncer.
Ya conté los detalles de la noticia en otras entradas anteriores, era mi cumpleaños, y si mi tita hubiese estado viva en el 2011, ella también hubiese cumplido años ese día, y yo creo que fue su recuerdo el que me dio las fuerzas aquel día en la consulta para soportar la terrible prueba de la biopsia.
Después de eso, y durante todo el tratamiento, siempre me sentí protegida por la presencia de mi tía y de mis primos, a los que ya hacía tiempo había puesto en fotos en pequeños marcos y que acompañaban al pequeño altar de fotos que siempre le tengo a mi madre en un lugar privilegiado del salón.
También fue gracias a ellos que no sentí nunca ningún miedo antes de mi operación, ni durante el tratamiento, pues yo sabía que me protegerían, y desde entonces, miro a la muerte de otra manera.
Ahora, en el próximo mes de diciembre, me toca la revisión de los seis meses, no voy a negar que de vez en cuando me asalten las dudas y me preocupe, pero no pienso como mi amiga, que si fuese después del 21 ya no tendría importancia, al contrario, para mí tendrá aún una importancia mayor, pues yo sí tengo Fe. 
Por eso, en esta noche en que el hombre escudriña los cielos atemorizado ante la llegada de un terrible huracán llamado Sandy allá al otro lado del charco, recuerdo a mi amiga y desde aquí le digo que no creo que el mundo se termine este 21 de diciembre, y mando un saludo al cielo y le grito a mi primo ¡feliz 55 cumpleaños Macumba! Un beso muy grande para ti, otro para el Indio y uno especial para mi querida tita Carmen y mi madre Manuela.
 Todo en esta vida tiene un principio y un final, simplemente hay que aceptarlo, la materia se destruye, el espíritu permanece y se eleva. Dios tiene mejores planes para nosotros que lo que nos han contado.








domingo, 28 de octubre de 2012

Desayuno de churros en un domingo otoñal

Churritos caseros recién hechos, desayuno de domingo
Este domingo ha amanecido con sol, nubes blancas y esponjosas se han ido reuniendo a lo largo del día por encima de las montañas, colinas y urbanizaciones que me rodean, hasta formar una piña compacta allá en el horizonte, sobre la gris plata del mar, donde se mezclan España y África.
No ha sido un día especialmente frío, pero sí se adivinaba de vez en cuando, entre las rachas de viento que de repente agitaban las altas copas de la araucaria que está frente a mi casa, y por el sonido de las hojas de la alta y frondosa palmera que está situada justo en la otra esquina de la terraza, donde estaba sentada mientras me tomaba mi primer café mañanero, que el aire sería más fresco a lo largo del día.
Siempre me tomo mi primer café sola en domingo, dejo que los dos ángeles de la guarda que me acompañan siempre, duerman a pierna suelta, ellos se levantan a diario al amanecer, y es el único día en el que se permiten unas verdaderas bacanales de sueño.
Hoy no quería empacharme una vez más de cifras mareantes de desastres financieros y bancarios, ni sentir tan de cerca el dolor y la desesperación de los inmigrantes que lograron salvarse del terrible suceso del fin de semana. Tampoco quería ver más caras de desolación de padres, madres, ancianos y niños ante la inminencia del desahucio.

Hoy no quería saber nada de eso, hoy quería alejarme un poco de tantas y tan malas noticias como nos han regalado a lo largo de toda la semana, así que ni he visto noticias en la tele, ni tampoco he sucumbido a la tentación de leer los periódicos en Internet, aunque no pude evitar el querer conocer que ha pasado con Sandy, ese terrible huracán que viene barriendo países y mares al otro lado del Atlántico, y que ha dejado sumido en la más terrible desolación a gran parte de Cuba y Haití.
Ahora lo esperan en Nueva York, con la diferencia de que allí, aparte de estar esperándolo, no habrá ninguna cortapisa para coordinar las ayudas del gobierno hacia el pueblo, mientras que allá en Cuba, la gente no sabe a quién esperar, ni qué esperar, Sandy se ha llevado lo poco que  tenían, ahora sólo les queda rezar para que al menos consigan algo de comida, medicina y cobijo, que les permita seguir manteniéndose con vida Dios sabe hasta cuando.
Las imágenes de destrucción en Santiago de Cuba y Holguín, no sé por qué me recordaron con macabra realidad a ese otro país Siria, donde la guerra ha destruido ya a muchas de las más bonitas y antiguas capitales y se ha llevado por delante también la vida de muchos inocentes.

Ha sido muy difícil conseguir abstraerme de la necesidad de estar informada, pero al final ha ganado el sentido común y el de la supervivencia, no se puede estar en constante estado de miedo y dolor por conocer las calamidades que azotan el mundo, hay que saber digerirlas también de una manera que no nos afecten directamente, y hay que saber cortar con el flujo de esa información de vez en cuando, para que al cuerpo y al alma le den  tiempo a recuperarse.
Sino fuese así, los problemas que nos acucian a todos en estos días, a unos más que otros, acabarían por derrotarnos, como hizo con esas personas que no pudieron aguantar más presión y decidieron acabar con su vida.

Así que, con el sentido más otoñal que existe, decidí alejarme de la pantalla del ordenador para un buen rato, y decidí ponerme a hacer churros, para darle una sorpresa a mi hija, que le encantan, y para entretener mi deseo de comer churritos del pueblo, que siempre me transportan a otras épocas de mi vida no tan complicadas como la de ahora.
La receta de los churros es bien simple, yo los hago a lo antiguo, con un vaso como medidor, y pongo uno de agua, uno de leche y uno de harina de fuerza, dos patatas crudas ralladas y dos cucharaditas de levadura royal, y sal. Se mezclan la harina, la sal, la patata y la levadura, se calientan el agua junto con la leche y cuando estén caliente se forma un volcán con la mezcla anterior y se echa en el centro y se amasa, hasta formar una pasta homogénea, no demasiado líquida, pero tampoco como para hacer un pan. Luego, se echa dentro de una manga pastelera con una boquilla estrellada, y sino hay, en una bolsa de plástico con un boquete en uno de los picos, y así se consigue una churrera bastante artesanal pero que funciona. Se calienta el aceite, y cuando esté empezando a echar humo se echa la masa formando una espiral, y… ¡tachán! unos buenísimos churritos caseros que nos hemos desayunado hoy los tres.
Ustedes dirán ¡qué complicado, con lo baratos que valen los churros! Creo que esta es la segunda o tercera vez que hago churros caseros en mi vida, claro que antes los hice porque donde yo vivía, allá en aquellos lugares tan remotos, no tenían ni idea de lo que eran los churros, y cuando me apretaba la nostalgia de mi pueblo marinero en la provincia de Cádiz,  me ponía a cocinar ruedas de churros en los que ponía leche de coco, lo que les daba un sabor bastante exótico, pero no demasiado alejado de mis papilas gustativas, y que compartía con aquellos nativos con los que convivía por aquel entonces y que disfrutaban tanto o más que yo de mis “shuritos” como ellos le decían, y cuya receta copiaron para sí .
Ahora no estoy en el Pacífico, pero realmente estoy tan alejada del mundo exterior como si lo estuviese. Vivo lejos del pueblo, sin ningún comercio a la redonda en varios kilómetros, yo no conduzco, y si marido está trabajando coche tampoco hay, y se usa lo imprescindible, la gasolina ya sabemos como está, así que no queda otra que inventar, para seguir disfrutando de un buen desayuno con churros en un domingo otoñal.  
Buen comienzo de semana, y ya saben, ¡recuerden ponerse los tacones para pisotear la tristeza!

Una hora hacia atrás

¿Hoy vivimos una hora más?

Una hora hacia atrás

Esta madrugada, justamente a las tres, todos los relojes en este azotado país dieron un paso atrás. Como por arte de magia, volvió a dar las 2 de la madrugada. Yo escuchaba la radio, donde se anunciaba que esta noche, el programa, un magnífico programa por cierto, “La rosa de los vientos” en Onda Cero, duraría una hora más. A mí me pareció genial la idea, ya que en verdad estaba muy distraída mientras escribía unas páginas más de mi libro, cuando de repente dieron las tres. 
Las noticias invadieron las ondas de radio, y la primera fue, claro que sí, la del cambio de hora. Alguien dijo que esto causaba stress en niños y personas mayores, ya que el día se les hacía mas largo y les costaba más habituarse a recuperar esa hora perdida y este dato se me quedó prendido en algún lugar de mi cabeza.
Una hora perdida, pero según el gobierno, es una hora ganada, ya que esta hora “ahorrará” mucho dinero en gasto eléctrico, y repercutirá también en el ámbito laboral, lo cual ya le da una cierta importancia a esa hora.
Pero, eso es para el gobierno, ¿y para el resto de nosotros? dicho así quizás no tiene mucha importancia, otra hora más que muchos pasarán durmiendo, otros, esparcidos por bares y discotecas bebiendo y bailando, los trabajadores nocturnos, esos que nos limpian calles, nos hacen el pan, nos escriben los periódicos, nos atienden en los hospitales y en farmacias, taxistas, gasolineras, para ellos, esta noche será mucho más larga.  

Una hora da para mucho, más aún si la convertimos en minutos, ya son sesenta minutos, y sí la hacemos segundos, serán tres mil seiscientos segundos, muchos segundos para pensar para esos casi seis millones parados que no sabemos ya que pensar, pues muchos ya hemos llegado al punto de no retorno. Muchos segundos para pensar para la pobre familia que espera al lunes para que lo arrojen fuera de su casa, y muchos segundos para pensar para esos pobres inmigrantes llegados desde remotas aldeas africanas  hasta nuestras costas y que consiguieron sobrevivir, muchos otros no tuvieron tanta suerte.
Una hora al fin, que puede ser observada desde mil puntos de vista, y que en esta noche me gustaría mirar como una hora más de esperanza.

Quizás en esta hora se reúnan en algún lugar del planeta esos señores que se la pasan el día calificándonos a los españoles y a nuestro estado económico, y sencillamente se den cuenta de que son los mismos que nos metieron en este pozo sin fondo que se ha convertido nuestra maltrecha economía, quienes tienen que sacarnos de ella, y que sus predicciones no hacen más que asustarnos a los que no entendemos tanto de macroeconomías, ni de primas, ni de bonos, y que sencillamente, lo único que queremos es que esa hora que nos han “regalado” por arte de birlibirloque, sean muchos segundos, y muchos minutos de alegría, y no de penas y lamentos.

Señores del BCE, del Moody´s, del FEEF, del MEDE, y del FMI,  ustedes, para muchísimos españoles no son más que horribles siglas que nos asustan, pero también sabemos que ahora mismo, y dicho en español, son ustedes los que tienen al toro por los cuernos.

Creo que ya saben, y si no ya se lo digo yo, que detrás de toda esa amalgama de problemas financieros que arrastran la banca española o gran parte de ella, de los problemas del gobierno para mantener la estabilidad política, estamos las personas, que somos los verdaderos perdedores de toda la sarta de errores disparatados que han cometido nuestros gobernantes en estos 30 años de democracia de nuestra joven nación. 
Personas, muchas de ellas, que fueron incitadas al gasto y al consumo desaforado por esos mismos bancos que ahora les arrebata la vida, sin un mínimo de compasión.
Por eso, desde aquí les pido, en esta hora que nos han regalado los relojes a los españoles, que nos rescaten sí, pero no rescaten a los bancos, sino a los 5.778.100 parados que no entendemos de siglas, pero si sabemos que tenemos que ponerle un plato de comida mañana a nuestras familias.
Se lo pide una parada más a punto del desahucio, muchas gracias por la comprensión.


viernes, 26 de octubre de 2012

Noticias que dejó la noche

Bahía de La Habana Acrílico sobre lienzo. Obra propia

Noticias que dejó la noche

Hoy, cuando amanezca la mañana del sábado, la vida volverá a sorprendernos una vez más, y lo hará mediante escandalosas portadas, y nunca mejor dicho, pues realmente escandalosa es la cantidad de parados que existen en España, ni más ni menos que un 25% de los trabajadores están en paro, o lo que es lo mismo, y más crudo, 5.778.100 personas no tienen trabajo.
Esta noticia ha sido contada hasta la saciedad en los telediarios de todas las cadenas del viernes, entre otras muchas, tan duras o más que estas, pero la madre naturaleza ha acaparado toda nuestra atención, no ha parado de llover, y son muchas las zonas de Andalucía que se han visto afectadas por las fuertes lluvias, quizás, debido a eso, el hecho de ver impresas en grandes letras negras en los titulares de periódicos como El País la enorme cifra impresiona y hasta asusta
Son muchos millones de almas, desesperadas muchas de ellas, jóvenes y mayores, que ven como su futuro es cada vez más incierto, son Andalucía, junto a Extremadura y Canarias los que se llevan la palma en cuanto a incidencia del paro entre su población, un 30%, el sur, como siempre, se lleva la mayor cantidad de todo, tenemos la mayor cantidad de sol, de alegría, pero también de hambre y de pobres.
Los inmigrantes subsaharianos saltando las vallas en Melilla, mientras la policía vigila, es la foto justo debajo, ocupando la portada, y nos recuerda que la desesperación de estas personas, también los lleva a tirarse al mar, y perecer si es preciso en su afán por salir de su miseria, como ha ocurrido también este viernes en Motril, cuando ha naufragado una patera con 71 personas, de los cuales solo han sobrevivido 18.
También nos cuentan que la “pobre” Bankia registra récords de pérdidas, nada más y nada menos que 7.053 millones de euros, ¡oiga! que son muchos millones, quizás por eso intentan sacarlos a base de desahuciar casas en plan salvaje, pero como hemos visto en las noticias, la gente se les queda encerrada dentro, y no tienen más remedio que claudicar, al menos esta vez el pobre vecino sabe que el lunes no tiene que irse a la calle.
Y como colofón, nos comunican que nada menos que en China,  la familia del primer ministro Wen Jiabao, han amasado una fortuna a base de una sórdida red de corrupción que va desde tráfico de influencias, abuso de poder y todas esas informaciones privilegiadas que tienen los que gobiernan, y que siempre terminan haciendo más ricos a sus familiares y amigos, aunque sean comunistas, y es tal el escándalo que las autoridades chinas, como era de esperar han usado su gran “cortafuegos virtual” y han bloqueado todas las noticias del diario New York Times en inglés y en chino en el país.
De otro país comunista nos llega la otra noticia de titulares, donde nos cuentan que en la página 10 publican el testamento político de un histórico cubano, Gutiérrez Menoyo, quien se despide del mundo a sus 77 años diciendo a sus compatriotas algo que  ya todo el mundo sabe, pero que nadie quiere aceptar, que “la revolución cubana no tiene sentido moral”.
No sé si sabrán que Menoyo era español, el gallego Menoyo le llamaban, aunque él nació en Madrid. Emigró a Cuba en 1945, y aunque fue uno de los tres extranjeros que luchó con Castro para derrocar a Batista, debido a los desacuerdos que tuvo con él, salió de Cuba en 1961, regresando tres años más tarde para derrocar esta vez a Castro.
Fue hecho prisionero y condenado a 30 años de cárcel, de los cuales sólo cumplió 22 años, en duras condiciones, lo que deterioró su salud y perdió un ojo, y fue gracias al gobierno de Felipe González, que en 1983 se logró su excarcelación, regresando a España y más tarde de vuelta a Miami, donde fundó el grupo político Cambio Cubano.
En esta etapa se encontró varias veces con Castro, pues viajaba a menudo a la isla, y en 2003 regresó definitivamente y destruyó su pasaporte para quedarse allí, aunque su decisión iba en contra de las leyes migratorias del país, que le permitió quedarse pero sin otorgarle nunca ningún documento de identidad.
Su hija dice que murió donde quería, pero los medios oficiales cubanos han ignorado la noticia de la muerte del comandante revolucionario que se atrevió a desafiar a Castro.
Ha muerto el viernes, mientras el huracán Sandy atravesaba Cuba en cinco horas, desde su costa sureste a noreste, el grado de destrucción en toda la provincia de Santiago de Cuba es inmenso, más de 4.00 derrumbes y casi treinta mil casas despojadas totalmente de su techumbre, sin contar las cifras de su capital, Santiago, cerca de donde el ojo tocó tierra y ha dejado once muertos. Es la provincia de Holguín, junto a la de Santiago de las más perjudicadas, con casi 18.000 viviendas afectadas total o parcialmente.
También las cosechas y los almacenes de alimentos han sido destruidos, daños en el sistema eléctrico y telefonía, lo que unido a la de por sí ya precaria situación del país, hace pensar que verdaderamente Cuba ha llegado a su fin.
Pero estas noticias quedarán todas eclipsadas por el único y gran titular, que barre nuestro país lo mismo que el terrible huracán, 5.778.100 personas no tienen donde trabajar, y pronto ni donde morar. ¿No les hace al menos pensar?
Buenas madrugadas y disfruten del sábado si les dejan. Elevation!


jueves, 25 de octubre de 2012

En un día de lluvias

En memoria de José Miguel Domingo

En un día de lluvias
Amanecieron los cielos preñados de nubes, y como era de suponer, descargó todas sus  aguas con alivio, mucho tiempo sin bajar a besar a su amada tierra, que la esperaba ansiosa de ser de nuevo humedecida, como una joven ninfa.
Bajo el amparo de un techo, el soniquete del agua cayendo sobre los tejados adormece los sentidos y te remonta a aquellas épocas de la infancia, en la que la lluvia en la noche  era la mejor excusa para acurrucarse con madre y hermanos bajo una cobija calentita.
Pero en este momento, en muchos rincones de España, hay muchas familias, demasiadas diría yo, que ya no escuchan el agua caer sobre sus tejados, sino sobre sus cabezas, y sobre todas sus ilusiones truncadas de un plumazo. Esta noche, también hay muchas familias que seguramente esperan a que quizás mañana, en algún juzgado de  cualquier pueblo o ciudad española, un juez firme otra nueva orden de desahucio, y que esta vez les toque a ellos macharse de sus casas. O quizás, en cualquier otro lugar, otro hombre espere al amanecer para quitarse la vida y no tener que enfrentarse al dolor y al horror de ver como echan a su familia a la calle, como ese pobre hombre en Granada, quién, cual triste paradoja, convocó en su casa y a la misma hora, a la policía investigando el suicidio, y a la comisión de desahucio acompañado también por la policía. El banco se queda con la propiedad, y el difunto pierde no sólo el piso, sino también la vida. Parecía que estas cosas sólo pasaban en la pobre Grecia, pero ya ven, aquí también está llegando la desesperación de la impotencia.
Mientras, las noticias económicas nada más que hablan de rescates, y de millones de euros, que nadie ha visto nunca, ni probablemente verá, porque todo ese rescate irá a manos de los que hicieron que este pobre hombre se quitara la vida, y de los que tienen la culpa de que esta noche, la lluvia caiga sobre personas desamparadas, los poderosos bancos.
Esta sociedad política y financiera, está condenando no sólo a los más desfavorecidos, sino también a la clase media, y a muchos de los que hicieron que ellos llegaran al poder, a una vida oscura y gris, donde la desconfianza y el miedo se apodera del ser humano y lo atenaza, obligándoles a guardar silencio ante el temor de ser expuesto públicamente al vil escarnio de la vergüenza por haber sido incapaz de mantener una vida digna. Lo aisla socialmente, ya nunca esa persona podrá acceder a ninguna otra oportunidad que implique conseguir otra casa, otro crédito, un teléfono, un vehículo, una nómina, nunca más habrá tarjetas de crédito en esa cartera, y seguramente ese estigma llegue hasta el futuro de sus hijos, marcándoles ya desde pequeños.
Ya es hora de que tomemos conciencia de que esto se está yendo de las manos, no se pueden seguir permitiendo más de 500 desahucios diarios en toda nuestra geografía, cientos de familia abocadas a vivir en el arroyo mientras que el parque de viviendas vacías se incrementa por minutos. La dación en pago no es una solución, sino un deber, y al mismo tiempo ofrecer esa misma casa con un alquiler social a los antiguos propietarios, quienes no tendrían que abandonar así su hogar, especialmente cuando hay niños y mayores de por medio.
Esto sólo se puede lograr si entre todos hacemos presión a través de las plataformas que se han creado al efecto, nuestras firmas son importantes, entra en PAH, Plataforma de afectados por la Hipoteca y firma la petición.

SI QUEREMOS, ¡PODEMOS!, aquí os dejo el enlace!


Se ha ampliado el plazo para entregar las firmas hasta el 25 de enero de 2013

Ante los tristes hechos acontecidos hoy en Granada, y como muestra de solidaridad con la familia de José Miguel, bajo el lema “Contra el Genocidio financiero y los desahucios, procesemos a los culpables”, hoy viernes, 26 de Octubre, la PAH convoca a una concentración en los siguientes lugares, si tu ciudad no está en la lista entérate por tus medios locales.

Convocatorias confirmadas:

Barcelona. Viernes 26 octubre. Pl. Catalunya 21:00 h

Tarragona. Viernes 26 Octubre. Pl. Imperial Tarraco a las 21:00 h

Almería. Viernes 26 Octubre. Pl.Puerta de Purchena a las 12:00 h

Granada. Viernes 26 Octubre. C/Arzobispo Guerrero num 15 (Chana) a las 19:00 h

Mallorca. Sábado 27 Octubre. Plaza España a las 19:00 h

Logroño. En breve confirman día y hora.


miércoles, 24 de octubre de 2012

El mundo cambia de repente!

Sigue siendo una solitaria madrugada más, de las muchas que paso y he pasado detrás de esta pantalla, pero hay algo que ha cambiado, y es simplemente mi actitud hacia esas madrugadas. Escucho la lluvia caer mansamente sobre los tejados del aparcamiento que hay justo debajo de mi balcón, mantengo la puerta abierta, y puedo ver el brillo de las gotas de agua que, extrañamente compactas, abrazan amorosamente a la tierra. Aún no hace ese frío de otoño que te obliga a cerrar puertas y balcones, y el aroma de la noche me transporta a viejos olores mezclados con recuerdos de mi infancia. 
Atardeciendo desde la terraza superior de mi casa
Si tuviese que ponerle una nota al día de hoy no puedo por menos que darle un fabuloso diez, aunque no he hecho grandes cosas, simplemente, por la tarde, fui a una reunión escolar, en el instituto de mi hija, pero esta vez fui con mi amiga Mercedes, y pude quedarme hasta el final. Conocer a la tutora de nuestras hijas, pues la suya también va a la misma clase que la mía, que es a la vez la profe, como dicen ellas, de matemáticas, y descubrir que tenemos muy buenos docentes en este país, que realmente se preocupan de la educación de nuestros hijos. El director, y a la vez profesor en el centro, me ha atendido amablemente cuando le he sugerido una idea para el centro, o más bien para los estudiantes, y no puedo por menos que agradecerle desde aquí su disposición a iniciar nuevas ideas, y ya hemos concertado una cita para la próxima semana para hablar del proyecto. 
También me he presentado para el Consejo escolar, y me han nombrado delegada de tutoría, bueno, más bien he postulado yo voluntariamente y todas las demás madres, y un solo padre, me han aceptado. 
Creo que hoy, ha sido diferente porque por fin empiezo a tomar conciencia de que la vida sigue, y que no debemos estar esperando siempre a que suceda algo, ni bueno, ni malo, simplemente hay que seguir el sendero marcado por nosotros mismos, o por nuestras circunstancias, ya que muchas veces estas no se pueden cambiar por más que uno lo intente, y para evitar el conflicto, nada mejor que encararlas con mucha fe, y sobre todo con una actitud positiva, recogiendo lo poco o mucho que esta nos deje de experiencia, pues les puedo asegurar que tarde o temprano, sacaremos una enseñanza de cualquier acontecimiento, bueno o malo que hayamos pasado. 
Y con estos pensamientos de haberme realizado en el día de hoy como persona y con el corazón lleno de alegría y felicidad por este hecho, les digo buenas madrugadas amigos, y que tengan un buen despertar, ¡yo me voy a escuchar la lluvia desde la cama!
Om Mani Padme Hum!

Por el sueño de Malala!


Manifestación de apoyo a Malala en Lahore (Pakistán).
 Foto: ARIF ALI / AFP. Huffintong Post
¡POR EL SUEÑO DE MALALA!
Si decimos el nombre de Malala Yousafzai, a lo mejor no nos suene de mucho, pero si decimos que ese es el nombre de la niña pakistaní que se ha enfrentado a los fanáticos talibanes, que prohíbe la asistencia de las niñas a las escuelas, y que fue brutalmente disparada en la cabeza cuando volvía a su casa del colegio en un autobús, la cosa cambia.
Desde el lunes, está a salvo en un hospital británico, donde gracias a Dios ya empieza a  recuperarse valientemente de sus brutales heridas. Es un buen hospital, especialistas en tratar heridas de bala, y donde todo el personal se está desviviendo por ella.
La noticia, que ha saltado a todos los medios internacionales, no sólo pone de relevancia la importancia de la educación para nuestros menores, sino que ha puesto el dedo en la llaga al revelar hasta que punto, el nacimiento y los orígenes de una persona, de dónde viene y quiénes son sus padres, es lo que más condiciona su futuro, mucho más que el conocimiento o los méritos que puedan tener.
Malala empezó su lucha con tan sólo 11 años, no creo que ella llegara a pensar nunca que repercusión tendría este hecho en su vida, y mucho menos imaginar en la de muchas niñas y niños no sólo en su país, sino en todo el planeta.
Tanto en Pakistán, su país de origen, como en India, Bangladesh, Afganistán y todo Occidente, la valentía de Malala está inspirando un verdadero rechazo hacia los talibanes, y se ha convertido en una verdadera heroína para millones de niños, y una hija adoptiva para millones de padres.

Existen en la actualidad 32 millones de niñas como Malala, que viven excluidas de la escuela, muchas, como ella, discriminadas por su sexo. Millones más reciben una educación inferior a la de los varones, lo que lleva a la conclusión, según las cifras que harán públicas la UNESCO. que en el mundo se les niega el derecho a la escuela a unos 61 millones de niños, lo que hace que las oportunidades de inclusión en el mercado laboral a través de la educación sigan siendo una promesa vacía. Muchos millones de niños y niñas, descartados ya a los cinco o seis años, no podrán superar nunca la enorme brecha que existe entre lo que son y lo que podrían llegar a ser.
 Hace ya muchos años, tantos como los que han pasado desde 1985, tuve la oportunidad de trabajar en algunos proyectos educativos allá en la lejana Micronesia, organizados dentro del PNUD, o lo que es lo mismo, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y puedo asegurarles, que la simple llegada de los profesores voluntarios a aquellas remotas islas, y la culminación de la fabricación de las aulas para que los jóvenes pudieran estudiar, eran  el mayor motivo de júbilo y celebración de todos aquellos nativos perdidos en aquellas remotas islas de Kiribati, no digamos cuando culminábamos algunos de los cursos de Tecnología Alternativa, que era la materia a la que yo me dedicaba, aquel simple trozo de papel que era el premio a la asistencia continuada y al aprendizaje tanto del idioma inglés, como de nuevas alternativas de vida, se convertía en el mayor tesoro de cualquiera de ellos.
Cuando creamos el concepto de las primeras guarderías infantiles en las alejadas aldeas de las islas exteriores, en las que se impartían clases a los más pequeños, alegraba el alma ver con que entusiasmo y con que alegría se incorporaban aquellos niños a sus clases, nunca tuve ningún problema con lloros o no querer quedarse, todo lo contrario, algunos no querían marcharse.
Para todos estos niños, como Malala, el concepto de la educación abarca muchas más cosas que en nuestra sociedad, para ellos es un paso más hacia adelante dentro de sus estructuras sociales, un logro no sólo personal, sino para toda la comunidad.
Desde el Pacífico, pasando por Asia y culminando en África, no hay nada más importante que poder conseguir una buena educación para sus hijos, y mientras que aquí, en Occidente, podemos gastarnos hasta 100.000 dólares para educar a nuestros hijos, al menos hasta los 16 años, el mundo no invierte más que 400 dólares -250 veces menos- para escolarizar a un niño africano, por ejemplo.
La educación es la mejor arma para combatir los dogmas extremistas, y el mejor antídoto contra las doctrinas del odio con las que los talibanes hacen proselitismo entre la juventud mundial, digamos que invertir en la educación haría de nuestro mundo un lugar más seguro, y sería lo único que podría romper el ciclo de miseria no sólo de una persona, sino de todo un país.
Yo también creo, como dice Gordon Brown, ex - primer Ministro británico y actual enviado especial de la ONU para la Educación en el mundo, que estas son suficientes razones, económicas y morales, como para invertir más de 25 céntimos a la semana para educar a los niños y niñas más pobres, y en los países más pobres del mundo.
No podemos ni debemos seguir tolerando que existan carencias de libros, de aulas y de maestros, que se sigan explotando laboralmente a los niños, y por supuesto abolir el matrimonio infantil y la discriminación contra las niñas especialmente, esta es una iniciativa promulgada dentro del programa Educación Primero de Naciones Unidas, cuya idea primordial es hacer que todas las instituciones de la ONU y el Banco Mundial colaboren para paliar estos obstáculos que impiden una mayor calidad en la educación.
Unas de las promesas fundamentales realizadas por los líderes mundiales y reflejadas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fue la de que todos los niños pequeños estarían en la escuela primaria antes de 2015. Cuando faltan solo tres años para esa fecha, y ahora que las ayudas a la educación están disminuyendo, no nos queda más que una oportunidad de dar la vuelta a la situación para cumplir el plazo.
La educación en el mundo es un tema de todos, hay que saber emplear mejor los recursos, apoyarlos y coordinarlos  con ayudas de los más favorecidos y voluntarios, y tenemos que conseguir que un día, el sueño de Malala se haga realidad, conseguir que Todos los niños del mundo tengan una educación.

Las cifras expuestas en este artículo han sido extraídas de un artículo del Huffington Post escrito por Gordon Brown.
Gordon Brown es el enviado especial de la ONU para la Educación en el Mundo y el próximo mes visitará Pakistán. La petición que presentará al presidente Zardari y a Ban Ki-moon, en la que se exige justicia para Malala y educación para todas las niñas, puede firmarse en www.educationenvoy.org y iammalala.org.

lunes, 22 de octubre de 2012

Llega la 2ª Edición!


La portada de mi libro
Pronto en librerías y en E-book la 2ª edición de mi libro “El día que murió John Lennon, de relatos, cuentos y otras leches”.
Fue mi primer libro publicado, y mereció este honor, por contener algunos de los escritos más tempranos de los muchos que llevo redactando a lo largo de mi vida, y quizás también por ser los papeles más amarillentos que había en el fondo del cajón de una cómoda en la casa de mi madre, a la cual se los iba enviando de vez en cuando desde las más inverosímiles esquinas del planeta.
Con el Premio Nobel de literatura
Dr. Mario Vargas Llosa
Ahora, en esta segunda edición he querido ampliarlo añadiéndole varios cuentos que me hicieron finalista en varias ocasiones en sendos concursos, un tanto por darle un toque novedoso a este libro para los muchos amigos que leyeron la primera edición, que son muchos, y otro tanto como un compás de espera para retomar una labor que inicié hace ya seis años, y que no es otra que la de dar a luz a un sinfín de escritos que  languidecen en cajones o  esperan en las frías carpetas de archivos del ordenador. Labor que se vio interrumpida por circunstancias cruelmente inesperadas, en forma de un cáncer de mama, que no han hecho otra cosa que enriquecer aún más esta vida que me ha tocado vivir.
Mis historias se componen de un cúmulo de situaciones cotidianas, analizadas desde la perspectiva de las casualidades y los viajes, destacando la interrelación humana con los objetos más dispares, y desde los sentimientos y emociones que algunos de nosotros habremos sentido alguna vez, o hemos imaginado haber sentido. Esta vez, estas mismas historias se han visto aligeradas por la ironía de un microrrelato muy actual que retrata los sueños de muchos españoles, un Haiku por un futuro mejor, y un pequeño cuento, cerrando esta edición, dedicado especialmente a la pequeña Malala, esa niña pakistaní que sufre la barbarie del integrismo fanático talibán, que coarta los derechos de las niñas a la educación, quién se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Pakistán. Con la esperanza de que un día, pronto, pueda volver a la escuela con otras niñas, 1€ de los beneficios de la venta de este libro irá para una ONG encargada de velar por que su sueño y los de muchas otras niñas un día se hagan realidad.
Morgana Vargas Llosa, su hija
La esposa, con mi primer libro


He querido ilustrar la entrada con estas fotografías, tomadas en el verano de 2006, en Puerto Banús, a pesar de la fecha que aparece en ella que es errónea, ya que este ha sido uno de los mejores momentos vividos en los últimos años, recibir el saludo de un maestro de las letras, Premio Nobel de Literatura, recibir de sus manos sus libros firmados, y al mismo tiempo hacerle entrega de lo que fue la primera edición de este mi primer libro, así como saludar a su esposa, quién lleva el ejemplar en sus brazos, y a su hija Morgana, fotógrafa y autora a su vez de una gran obra, "Las Fotos del paraíso", que complementan otra gran obra de su padre "El Paraíso en la otra esquina", las cuales les recomiendo que lean.